LA EVASIÓN DE LAS TRANSNACIONALES, EMPOBRECE AÚN MÁS AL SUR
La evasión fiscal internacional conspira contra cualquier esfuerzo para resolver la situación de miseria de miles de millones de habitantes del planeta. “Si los ricos y las transnacionales pagaran los impuestos que les corresponden se podría financiar cómodamente los Objetivos del Milenio”. Tal es la tesis principal del economista suizo Bruno Gurtner quien fue elegido en enero del 2007 Presidente del Comité Director Global de la Red por la Justicia Fiscal (Tax Justice Network). Gurtner se desempeña como responsable del programa de finanzas internacionales de la Alianza Sur, plataforma que reúne seis de las grandes ONG helvéticas de cooperación al desarrollo.
La red, hija de los foros sociales
P: ¿Qué significa realmente su reciente designación en enero pasado en Nairobi, Kenia, al frente de la Red por la Justicia Social?
R: Un doble reconocimiento. En primer lugar al esfuerzo que realizamos desde años como Alianza Sur. De igual forma a mi trabajo concreto. O mejor dicho, la comprensión de que mi trabajo profesional es también una cuestión de corazón, de compromiso. Alianza Sur es una de los co-fundadoras de la Red por la Justicia Social. Nos ocupamos desde hace mucho tiempo de esos temas sensitivos. Participamos en noviembre del 2002 en Florencia, Italia, en el 1er Foro Social Europeo, donde quedó explícita la voluntad de muchos de crear una red. Esta voluntad se confirmó en los Foros Sociales Mundiales siguientes en Porto Alegre, Brasil, y en Mumbai, India. Hoy es una realidad.
P: Según lo que explica, se puede entender que la Red es en cierta forma una hija de los foros sociales...
R: Los foros han sido espacios propicios donde nos encontramos mucha gente preocupada en el tema de las finanzas internacionales y sus derivados. Y nos hemos servido de esos espacios para reforzar nuestra comunicación y la consolidación de nuestra red.
El robo contra el desarrollo
P: ¿Cuál es la real dimensión del impacto en el sur y para el sur de los impuestos no pagados y de la plata que se esfuma?
R: No existen estadísticas claras. Basamos nuestro trabajo en estimaciones. Existen cinco fuentes, vías o mecanismos por los cuales las grandes fortunas individuales y las grandes empresas multinacionales no pagan sus impuestos. La economía informal, es decir todo un sector que no contribuye fiscalmente.
En segundo lugar, las fortunas de gente muy rica depositada fuera de sus países. Por otra parte, las actividades que les permiten a las empresas transnacionales expatriar sus ganancias. En ese sentido, utilizan un mecanismo muy generalizado: el de sobreestimar el precio de las importaciones y subestimar el de las exportaciones. De esta forma se aumentan artificialmente los costos de lo que se compra afuera. Y el pago de ese plus queda normalmente en una filial de la misma empresa en el exterior. Dos terceras partes del comercio mundial es comercio entre sucursales de las mismas compañías.
Un cuarto nivel es el de la conocida competencia fiscal. Y el último, simplemente, la actitud de individuos acaudalados o grandes empresas que no pagan los impuestos que les corresponden, ante la incapacidad de las autoridades fiscales de hacerles cumplir sus obligaciones impositivas.
P: ¿Podría ejemplificar de alguna manera el impacto de esos mecanismos de evasión fiscal a nivel internacional?
R: El ingreso anual mundial de las fortunas personales no declaradas –y dejamos de lado aquí a las empresas- oscilarían en los 860 billones de dólares estadounidenses. Si se calcula un impuesto moderado de un 30 % que esas fortunas deberían pagar, se llega a la cifra de 255 billones de dólares anuales.
“Se podría erradicar la pobreza”
P: Dada justamente la magnitud de la cifra... ¿podría establecer alguna relación concreta, comparativa, que permita una mejor comprensión?
R: Las Naciones Unidas estimaban en el 2005 que para cumplir con los Objetivos del Milenio -que proyecta reducir la pobreza a la mitad hasta el 2015- se necesitarían 135 billones de dólares anuales destinados a la ayuda pública para el desarrollo. En el 2015 esa cifra debería ascender a los 195 millones. Quiere decir que si las grandes fortunas pagaran sus impuestos respectivos, sólo con ese recaudo se podría financiar la lucha contra la pobreza en los próximos diez años.
Este impacto explica porqué, en tanto Red Internacional, nos preocupamos especialmente de la fuga de capitales; de las actividades de las grandes empresas que expatrían sus ganancias eludiendo al fisco y de la competencia fiscal, tema de gran actualidad en el último tiempo.
P: Es decir, tres ejes “temáticos” principales...
R: Así es. Aunque nuestro trabajo integra muchos aspectos. La corrupción y los mecanismos por los cuales la plata sucia puede transitar. Por otra parte, a dónde van esos capitales, es decir los denominados “paraísos fiscales”. Así mismo, toda esa industria de la evasión fiscal, que la componen bancos, empresas fiduciarias, juristas, contadores etc. Es importante comprender que esos paraísos fiscales no sólo están en islas perdidas y exóticas y que no son entidades autónomas. En la mayoría de los casos están estrechamente ligadas a grandes centros financieros, se llamen Tokio, Hong Kong, Zurich o Nueva York.
Paraisos...para unos pocos
P: El impacto de esos “paraísos” no es tan paradisíaco para el Sur...
R: Entre el 1970 y el 2004, los paraísos fiscales reconocidos han pasado de 25 a 72. Si bien muchos de ellos están instalados en pequeños países –varios de los cuales son islas-, la mayor parte dependen directamente de grandes naciones del norte.
Por ejemplo , 35 de los 72 paraísos fiscales individualizados están jurídica, económica o históricamente ligados al Reino Unido de Gran Bretaña. La misma Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) estima que en los últimos 40 años la parte del comercio mundial que pasa por los paraísos fiscales ha aumentado de un porcentaje relativamente débil al 50 % del total.
Un desafio para la sociedad civil planetaria
P: ¿Ante la dimensión y amplitud de estos temas, cuál es el trabajo concreto que impulsa la Red a nivel internacional?
R: Hay tres niveles principales. El cabildeo ante instituciones de las Naciones Unidas – por ejemplo el Comité especial par cuestiones fiscales-; la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) y otras instancias internacionales.
Un segundo esfuerzo está dirigido a la investigación. Si queremos ser una voz reconocida debemos elaborar y presentar argumentos serios y contundentes.
Y en tercer lugar, la promoción de campañas. Si bien por el momento no hemos tenido la fuerza para impulsar campañas como las de la Red contra el pago de la deuda del sur, estamos logrando poner ciertos temas sobre la mesa del debate. Como el de la transparencia. Y la necesidad de clarificar el concepto mismo de corrupción.
La subjetividad en su aplicación determina que en muchos informes Africa y los países del sur, en general, aparezcan como grandes corruptos, subestimándose el impacto de ese *flagelo* en países del Norte.
P: ¿Cuál es el estado actual de la Red internacional?
R: La Red aglutina unas 40 organizaciones de diferentes continentes y numerosas personalidades e individuos. Nuestras informaciones se difunden en cerca de sesenta países. Contamos con un pequeño secretariado en Londres y un tiempo parcial para el trabajo de prensa en Amsterdam. Algunos fondos de ciertas ONG, especialmente inglesas y holandesas, son destinados a proyectos específicos.
El Comité internacional es totalmente benévolo y los que lo integramos lo hacemos con el apoyo de nuestras ONG o plataformas. Esto exige un gran compromiso de todos.
Está prevista, en el futuro, una contribución financiera de los participantes en la Red. Diferenciando entre organizaciones grandes y pequeñas, del norte y del sur. Pero esto debe ser todavía reglamentado. Nos proponemos conformar un nuevo comité europeo próximamente. En Nairobi, en enero pasado, nació la rama africana de la Red, con su propia estructura.
Hay un comité para los países escandinavos. Otro en Estados Unidos. También en Canadá. En América Latina, tenemos contactos en Chile. Perú, México y Brasil, aunque no existe un comité continental. En síntesis, las ideas no faltan y los desafíos son inmensos...aunque contemos con recursos limitados.
· Sergio Ferrari, desde Suiza Colaboración E-CHANGER
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